Google me recuerda que hace años he dejado de bloguear, es que los tiempos han pasado sin que me diera la organización para este espacio. En el transcurso de los años vamos acumulando riquísimas experiencias que nos van llevando por caminos más seguros, al mismo tiempo, nuevos desafíos se plantean.
Este año ha sido el año de la pandemia.
Una calamidad mundial que azora los países del mundo desvelando a los trabajadores de la salud.
En educación, en muchos países del mundo se ha abandonado la tradicional clase presencial reemplazada por cuanto recurso exista en la web.
En el caso de Argentina, desde fines de marzo hasta el presente no se ha definido aún el regreso a las aulas. Si bien se ha planteado la posibilidad a partir de determinados protocolos, el regreso sería de algunos grupos, tal vez aquellos de evidente cierre de ciclo.
Lo cierto es que tal situación ha generado innumerables estrategias de comunicación de las comunidades educativas en la búsqueda del aprendizaje del estudiantado. Estas estrategias estuvieron sustentadas en sistemas de comunicación vía Internet sin las cuales hubiera sido imposible transitar el proceso educativo fuera de las aulas. Clases en zoom, Meet, mensajes en whatsapp, videos, video llamadas, envìo de materiales por correo o facebook, uso de plataformas como classroom, por nombrar algunas herramientas fueron clave en innumerables comunidades. Sin embargo, la conectividad no estaba garantizada en determinados lugares, lo que generó que un importante número de estudiantes fueran atendidos por sus maestros a partir de cuadernillos que se entregaban en persona por los propios trabajadores de la educación.
A pesar de esta realidad, los trabajadores siguen siendo un sector castigado desde el punto de vista económico. Innumerables son los docentes que viven con salarios por debajo de la linea de pobreza en nuestro país con el agravante de la falta de aumentos salariales y la creciente inflación.
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